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EFICIENCIA ENERGÉTICA Y FRÍO INDUSTRIAL Medio ambiente en la industria del frío Con un alto grado de cumplimiento de los ajustes derivados del Reglamento F-Gas, la industria del frío necesita ahora consolidar y completar el cambio tecnológico con un fuerte enfoque hacia la competitividad, la sostenibilidad y la digitalización. FÉLIX SANZ ADJUNTO A LA GERENCIA DE AEFYT (ASOCIACIÓN DE EMPRESAS DE FRÍO Y SUS TECNOLOGÍAS) Europa se ha fijado como objetivos de cara al año 2020 reducir las emisiones en un 20 por ciento, aumentar el uso de energías renovables en otro 20 por ciento y disminuir el consumo de energía en el mismo porcentaje. Ante esto, las empresas del sector el frío tienen un gran reto por delante. La refrigeración está presente en un gran número de áreas de actividad industrial y comercial: industria alimentaria, hostelería, distribución con base alimentaria, farmacia, medicina, telecomunicaciones, automoción y un largo etcétera. Por lo tanto, el compromiso de las empresas que componen el sector del frío –fabricantes, instaladores y mantenedores de instalaciones frigoríficas– con la sostenibilidad redunda positivamente en el resto de sectores de la economía. La refrigeración se ha convertido, de hecho, en un socio imprescindible para que otros sectores económicos consigan cumplir con sus objetivos medioambientales. Entre las normativas que el sector del frío está aplicando podemos destacar el reglamento F-Gas, que tiene como objetivo la reducción de emisiones de CO2 y establece medidas de contención, limitación de uso, recuperación y destrucción de gases fluorados de efecto invernadero. Y también, en relación con la eficiencia energética, la legislación relativa al Ecodiseño y Etiquetado Energético, que influye, entre otros, en los equipos de refrigeración comercial –como, por ejemplo, armarios frigoríficos–y de acondicionamiento de aire tanto desde la manera de fabricar hasta la venta y mantenimiento de los mismos. Acción sobre las emisiones directas e indirectas Para entender las implicaciones de ambas normativas, es clave tener en cuenta la contribución de las emisiones directas e indirectas en distintos sistemas o equipos. Éstas, por ejemplo, pueden variar desde el 1 por ciento de emisiones directas de las enfriadoras de agua (99 por ciento debidas al consumo energético y, por ello, la aplicación del Ecodiseño es más significativa) hasta alrededor del 15-20 por ciento de emisiones directas en el caso de los sistemas de refrigeración comercial e industrial, en los que las implicaciones de la F-Gas están teniendo una gran trascendencia. El reglamento F-Gas en concreto tiene como objetivo la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero medido en toneladas de CO2 equivalente y establece medidas de disminución de uso progresivo, contención, uso, recuperación y destrucción de gases fluorados de efecto invernadero; merece la pena resaltar que, en esta categoría, no están incluidos los HFOs, por tener un reducido potencial de calentamiento atmosférico. Con una hoja de ruta de reducción de emisiones que termina en el año 2050, las actuaciones se fijan en tres frentes principales: • Contención: comprobación regular de fugas, así como certificación y formación de instaladores. • Disminución gradual del consumo: en un 37 por ciento en el año 2020 y en un 79 por ciento en el año 2030. • Límites de PCA (Potencial de Calentamiento Atmosférico, o en inglés GWP) con restricciones o prohibiciones de uso en función de las aplicaciones. La reducción de emisiones tiene, además, un capítulo muy importante en lo referido a los nuevos umbrales de contención de fugas que implica un control más exhaustivo y frecuente y la necesidad de instalar sistemas de detección de fugas en instalaciones en las que antes no era necesario. Hacia la consolidación del cambio tecnológico La industria ha hecho, y sigue haciendo, un gran esfuerzo con la puesta en el mercado de nuevos sistemas frigoríficos y refrigerantes de bajo PCA. La Disposición Transitoria Segunda, recogida en el Real Decreto-ley 20/2018, de 7 de diciembre, de medidas urgentes para el impulso de la competitividad, ha supuesto un valor de oxígeno para la introducción en el mercado de gases ligeramente inflamables. También lo ha sido la decisión de la Comisión Electrotécnica Internacional de aumentar la carga de refrigerantes inflamables a 500 gramos, lo que 62 energética XXI · 187 · JUN-JUL19


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