En línea con el compromiso de la Unión Europea de ser climáticamente neutra en 2050 y la declaración de Emergencia Climática del Gobierno de España, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) activa el periodo de información pública de la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo (ELP), que marca la senda para lograr que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en España sean neutras no más tarde de 2050, señalando las oportunidades que ofrece la descarbonización en términos de empleo, atracción de inversiones, activación y transformación de la economía y mejora de la competitividad empresarial e industrial.
El documento perfila, con la suficiente anticipación y bajo criterios de cohesión social, equidad y transición justa, la trayectoria que permitirá que el consumo final de energía –incluyendo el de edificios, transporte y sectores económicos– sea plenamente renovable a mediados de siglo, mejorando la salud y calidad de vida de la ciudadanía e incidiendo en la conservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático.
La transición que marca la ELP posibilitará que España reduzca no más tarde de 2050 sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 90% respecto a los niveles de 1990, lo que supone alcanzar la neutralidad climática. Se pasará de los 334 millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2eq) de 2018 a un máximo de 29 MtCO2eq en 2050. Para alcanzar la neutralidad climática, el 10% restante será absorbido por los sumideros de carbono (bosques, humedales, etc.), que podrán almacenar unas 37 MtCO2eq.
La ELP se marca como objetivo cumplir con el Acuerdo de París sobre Cambio Climático al tiempo que maximiza las oportunidades económicas de la transición energética.
El análisis de la Estrategia parte de la senda de descarbonización detallada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y, de hecho, emplea el mismo modelo matemático para trazar la ruta más coste eficiente hacia la neutralidad climática. Ambos documentos han sido elaborados en cumplimiento de los compromisos como Estado miembro de la UE y de acuerdo con acuerdo con el Pacto Verde Europeo.
La ELP no solo se alinea con los objetivos climáticos de la UE, sino que también permite identificar las señales adecuadas para fomentar, junto con el PNIEC, el desarrollo de proyectos en el marco del Fondo de Recuperación y del Presupuesto de la Unión Europea hasta 2027, que fijan por primera vez la meta de que el 30% del gasto apoye objetivos climáticos.
La ELP proporciona, a partir del conocimiento científico-técnico disponible, señales a medio y largo plazo a los inversores, agentes económicos, sociales y medioambientales, así como al conjunto de la sociedad española, para anticipar y planificar la transición hacia una economía climáticamente neutra, identificando los potenciales efectos positivos sobre el desarrollo económico, el empleo y la salud de las personas y del medio ambiente.
La transición energética, ya en marcha, tendrá como primera referencia el PNIEC 2021-2030, que contempla la senda de descarbonización de la próxima década, alcanzado hitos como una generación eléctrica renovable de un 74% en 2030, un 42% de contribución renovable sobre el consumo de energía final.
La visión que plantea la ELP, a partir de 2030, deberá ser concretada en los sucesivos PNIEC que desarrolle España, en cumplimiento de su compromiso con la UE, para los periodos 2031-2040 y 2041-2050.
La Estrategia permitirá que el consumo final de energía y el crecimiento económico se desacoplen. Gracias a la mejora de la eficiencia energética y al ahorro, el consumo de energía primaria se reducirá en torno a un 50% desde el año 2020 hasta el año 2050.
El sector eléctrico, 100% renovable antes de llegar a mitad de siglo, será la principal palanca de la descarbonización ya que se prevé que la electrificación de los usos energéticos finales se duplique, pasando de un 26% en 2020 a un 52% en 2050. Para ese año, el 86% del consumo energético en los hogares será electricidad renovable. En el caso del sector servicios, el porcentaje será del 91%.
El resto de la contribución renovable a mediados de siglo se compondría de combustibles renovables (biocombustibles, hidrógeno renovable, etc.) y energías renovables de uso final (solar térmica de concentración, biomasa, etc), que permitirían abastecer al transporte y la movilidad con fuentes limpias en un 79% a mediados de siglo. De igual modo, la práctica totalidad -el 97%- de los sistemas de calor y frío serán renovables.
Todo ello permitirá que el sistema energético nacional, y no solo el eléctrico, sea renovable: se estima una cifra cercana a un 97% de origen renovable en el uso final de la energía para 2050.
Y ADEMÁS
EMPRESAS PREMIUM
Política de privacidad | Cookies | Aviso legal | Información adicional