Cepsa, Iberia, Iberia Express, Vueling y BIOCIRC (Asociación Española de Biocircularidad) han presentado un informe con 16 medidas económicas, regulatorias y de colaboración público-privada para impulsar la producción y el consumo de los combustibles sostenibles de aviación (SAF) -una alternativa que permite reducir el impacto ambiental del sector aéreo mediante la disminución de emisiones de CO2- para posicionar a España a la cabeza europea de esta nueva tecnología y del turismo sostenible.
Las condiciones disponibles en España para la producción de SAF suponen una gran oportunidad para la economía nacional. Por este motivo, las cuatro entidades proponen hacer del desarrollo de SAF un proyecto de país, posicionando a España como un hub europeo y situándolo a su vez a la cabeza del turismo sostenible y la transición energética.
El informe ‘¿Cómo hacer de España el líder europeo de SAF? Hoja de ruta para acelerar la descarbonización del transporte aéreo’ recuerda que la nueva industria para producir este combustible sostenible requerirá una inversión de 22.000 millones de euros para la construcción de instalaciones y la generación de 270.000 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos hasta 2050. El desarrollo de esta industria, por tanto, podría tener un impacto de 13.000 millones de euros en el PIB español únicamente por la construcción de las plantas, a lo que también se sumarían 42.851 millones de euros por la operación de estas hasta 2050 (además de la inversión y empleos correspondientes a esta fase).
El informe subraya la necesidad de establecer un marco regulatorio que brinde seguridad a los agentes involucrados, permitiéndoles invertir con confianza en esta industria emergente. También se destaca la importancia de asumir de forma conjunta las inversiones necesarias y el incremento de costes para que el SAF sea una solución sostenible y viable a corto plazo, ya que su precio es entre 3 y 5 veces superior al queroseno de origen fósil. Asimismo, el desarrollo de tecnologías innovadoras para su producción, así como el despliegue de instalaciones industriales con la capacidad adecuada para satisfacer la demanda de SAF, es esencial para aprovechar el potencial de la materia prima existente en el territorio nacional.
El estudio señala que, aunque la capacidad anunciada de producción de SAF con la tecnología más utilizada en la actualidad, HEFA, podría cubrir las necesidades para 2030, estaría muy lejos de satisfacer la demanda para 2040 y las necesidades de combustibles sintéticos e-SAF (obtenidos a partir de hidrógeno verde).
Para garantizar la independencia energética y descarbonización del sector aéreo en España y el acceso a combustibles de aviación hasta 2050 sería necesaria la construcción de 3 plantas de biocombustible HEFA, 5 plantas de combustible sintético y, al menos, 24 plantas de biocombustibles SAF AtJ (Alcohol to Jet) y FT (Fischer Tropsch).
El informe destaca, además, la importancia de localizar las plantas de producción de SAF cerca de las materias primas, contribuyendo no solo a descarbonizar la economía sino también al desarrollo social y económico del territorio rural. Por ello, es fundamental establecer un marco jurídico que facilite las inversiones necesarias, además de incentivar el desarrollo de las nuevas tecnologías para la producción de SAF, claves para alcanzar los objetivos más allá de 2030.
Fondo de más de 300 millones de euros anuales para impulsar el consumo de SAF
Entre las medidas propuestas, destaca la creación de un fondo de más de 300 millones de euros anuales para financiar el desarrollo de plantas de producción e incentivar su consumo, empleando para ello los ingresos obtenidos por el Estado a través de las subastas de derechos de emisión.
El informe prevé que, con la hoja de ruta actual, la incorporación de SAF en España supondrá un sobrecoste de 5.045 millones de euros en 2040, aumentando progresivamente entre 68 millones en 2025 y 678 millones en 2030. Si no se consigue evitar este coste adicional a través de medidas como la hoja de ruta presentada, tendría que ser asumido por el sector de la aviación y los consumidores finales.
En España, un tercio de los Fondos NextGen (más de 70 000 millones de euros) se han destinado a “Green Deal”, sin embargo, no existe ninguna partida destinada a la descarbonización del sector de la aviación o de la industria de SAF.
Asimismo, el informe incluye un conjunto de medidas de acompañamiento que abordan el impulso en toda la cadena de valor para poder establecer una estrategia de apoyo holística, que incluye medidas económicas, fiscales, regulatorias y trasversales. Así, las empresas que promueven el informe solicitan al Gobierno un pacto nacional por la oportunidad de país que representa el SAF, que se debería materializar en una estrategia nacional que sitúe este nuevo vector energético en la prioridad de las políticas energéticas e industriales en España.
Apuesta internacional por el SAF para acelerar la descarbonización del sector aéreo
Los nuevos combustibles renovables juegan un papel clave para alcanzar los objetivos recogidos en el paquete Fit for 55, que la Comisión Europea estableció para reducir en un 55% los gases de efecto invernadero en 2030 (respecto al año 1990) y alcanzar la neutralidad climática en 2050. El paquete incluye iniciativas como ReFuelEU Aviation, por el que el combustible de aviación deberá incorporar obligatoriamente SAF de forma progresiva, desde un 2% a partir del año que viene hasta un 70% en 2050.
La IATA, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo, considera el SAF clave para que el sector cumpla con sus objetivos de sostenibilidad. En 2016, solo 500 vuelos habían probado el uso de SAF, y para 2025 se prevé que haya un millón de vuelos utilizando este combustible sostenible.
El SAF permite reducir más de un 80% las emisiones de CO2 respecto al consumo de queroseno convencional (teniendo en cuenta todo su ciclo de vida, desde su producción hasta su consumo). En este sentido, según el informe, se estima que las emisiones de CO2 del sector aéreo en España podrían reducirse 14 millones de toneladas en 2050, lo que potenciaría la transición energética y la economía circular, por el uso de residuos que de otra manera acabarían en vertederos.
España cuenta con las opciones para liderar la producción de SAF, pero otros países como Alemania, Reino Unido o Estados Unidos están apostando firmemente por el desarrollo de este nuevo vector energético. De hecho, hasta la fecha, todos ellos han iniciado medidas mediante incentivos económicos y regulatorios y marcado objetivos más ambiciosos de suministro de SAF, superando ampliamente lo estipulado en la regulación europea. España puede quedarse atrás en un mercado que será global, por ello es necesario el apoyo institucional para poder liderar este sector.
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