Javier Ojanguren, Country Manager en Vestas España

Pregunta.- ¿Qué tipos de proyectos ha desarrollado su empresa en el sector eólico a lo largo de 2019?

Respuesta.- En España tuvimos una actividad especialmente intensa en 2019, inaugurando la nueva línea de producción de las palas V150 en Daimiel, que ha supuesto una inversión cercana a los  50 millones de euros. Además, nuestra fábrica en Viveiro (Lugo), dedicada a la fabricación de generadores, acaba de celebrar 20 años de actividad. Las oficinas en Madrid continúan como sede de operaciones para Latinoamérica y el Mediterráneo. Estos proyectos, unidos a nuestra creciente actividad en construcción y Service, representan más de 2.200 empleados en España, que suponen el 9% de nuestra plantilla global.

P.- Nos encontramos en un proceso de digitalización  del sector energético en su conjunto que parece ya imparable. ¿Qué cambios más significativos traerá esta transformación en el ámbito de la eólica.

R.- La aplicación de la inteligencia artificial al mantenimiento y operación de los parques eólicos es ya el factor diferenciador que permite bajar aún más su LCoE. Plataformas digitales como el nuevo Scipher de Utopus Insights analizan millones de datos por segundo para determinar con exactitud el viento que va a hacer, la cantidad de energía que la red necesita…  También nos va a permitir predecir el fallo de los componentes de la turbina, facilitando el mantenimiento preventivo y optimizando el rendimiento de los parques eólicos a un nivel mucho mayor que el conocido hasta ahora.

P.- ¿Cómo cree que evolucionará el sector eólico en 2020 en su área de actividad? ¿Qué perspectivas de negocio prevé su empresa?

R.- A pesar de la incertidumbre política que nos rodea, creo que hoy en España existe bastante consenso político sobre la necesidad de volver a relanzar subastas renovables, lo que evidentemente es un mecanismo clave para impulsar el sector y acercarnos a las ambiciosas metas renovables fijadas para 2030. Al mismo tiempo, comienzan a aparecer nuevos modelos de negocio asociados a la necesidad de renovar nuestra flota de turbinas española, en muchos casos cercana a cumplir los 20 años de vida útil.